Girar el reloj
Dejar que la arena vaya al revés.
Regresar a aquellos días donde lo que más dolía era perder una partida a los tazos o que descubriesen tu escondrijo para jugar al escondite.
Cuando conseguías amigos con solo una sonrisa; cuando el amor era una cosa de mayores y no hacía sufrir; no alejaba amistades, ni por celos ni nostalgia.
Volver a aquellos lugares recogiendo los recuerdos más inocentes que olvidamos, creyendo que nos esperarían para siempre; al igual que todas esas personas que prometieron estar ahí, que nunca se marcharían, pero que ahora, estando cerca, a sólo unos metros, son totalmente desconocidas, separándonos con un muro tan grande que no se ven ni los bordes.
Quiero una máquina del tiempo que me deje revivir desde el principio los momentos que perdí, los que no aproveché por la poca importancia que les di. Ahora mirar atrás, con una mínima sabiduría más, nos hace observar que daríamos todo por regresar, por echarle valor y hablar, por sacar del cajón hasta la última palabra que olvidamos liberar.