sábado, marzo 21, 2020

Mente feroz

Mente feroz

Abrir los ojos con el ruido
en la cabeza, como un zumbido.

Pasan las horas
de dientes apretados
y corazón veloz.
Pasan las horas
de cuerpo agotado
y mente feroz.

En los días buenos el silencio
es la calma previa a la tormenta.
En los días malos el espejo
refleja cualquier error.
Otros días…
todo es negro terror.

A veces la gente de alrededor
es solo un conjunto de personajes
secundarios tras un tupido telón
(voces disonantes sin relevancia).
Pero el resto de veces son protagonistas
de una gran producción
(y la voz sin relevancia soy yo).

Quien necesita enemigos
cuando la mano que sujeta el puñal
(hecho de palabras desgastadas)
es mi cabeza en medio de otro vendaval.

«Tranquila, que todo irá bien»,
«tranquila, está todo en tu cabeza».
Y reír por no llorar
porque esa es la condena
que hace que todo sea verdad.

Como una serpiente
fría y escurridiza,
rápida entre las sombras
aparece de repente
y muerde donde duele.

Su veneno quema al correr
por las venas y la piel.
Su cuerpo aprisiona el pecho
y no deja respirar bien.

Porque aunque cierre los ojos otra vez
e intente calmar la respiración;
aunque sepa que no hay nada que temer:
como un animal salvaje fuera de control,
no hay forma de parar mi mente feroz.